Uno de los mejores momentos del día, es este, cuando me doy cuenta que la existencia de todas las cosas es perfecta, que todo tiene ese toque inexplicable como cuando ves a esa persona que habías visto en sueños un par de veces y que un día, así como así, decide el destino ponértela frente a ti. Me encuentro en este momento acostada en mi techo escribiendo en este papel, expresando la sensación de ser tan minúsculo, tan diminuto ante este mar de estrellas. Leí que habría lluvia de estrellas, por lo que me decidí a subir con una chamarra y en que escribir. He visto un par de estrellas fugaces, o como dirían algunos “perseidas”, estoy feliz, me gusta este sentimiento de satisfacción, después de un día tan diferente y anormal (y no lo digo porque ganó la selección Mexicana) hasta me dan ganas de llorar.
Me fascina el ladrido del perro, del aire, de los carros, que simplemente desaparecen mientras más te vas perdiendo en las estrellas, en su brillo mágico, en el misterio que detrás de cada una de ellas esconde. Te concentras, de repente te encuentras en tu mundo, en ti, yo. Me está empezando a dar frío, a sentir como cada uno de los dedos de mi pie derecho empiezan a perder calor, a pesar de que tengo mis converse puestos (como es costumbre) siento escalofríos pero sé que luego pasarán. Ahora, en este instante sé que tengo que regresar a la realidad, pues tengo que seguir viendo las estrellas y seguir soñando en talvez algún día poder alcanzar alguna.
Caro
2 comentarios:
odio los ladridos de romy los odio!!
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