domingo, 21 de abril de 2024

Y así.

Hoy quería tener una cita conmigo misma pero te encontré a ti, te encontré en el señor que estaba atando el periódico en Ezequiel Montes, te encontré en las buganvilias de la calle Suárez, te encontré en mi jugo de naranja que me sirvieron en vasito pequeño, te encontré en mi cuarta enchilada, te encontré en el peso de mi mano sin tu mano, te encontré en una papelería por la historia del tío Jaime, te encontré en la banca del jardín Guerrero y en su fuente, te encontré en Catedral, te encontré en mi terquedad de el orden de las calles, te encontré en mi risa cuando me di cuenta que estaba equivocada, te encontré en el aroma a pay de limón y te encontré en el roce de mis muslos.

lunes, 15 de abril de 2024

Pocos...

Cuando escribí esto la primera vez, Carolina estaba rota, ahora, se mantiene, pero va resurgiendo nuevamente y para los que saben, es la razón por la que estoy aquí... escribiendo lo poquito que tengo para compartir, recuperándome de una dieta, porque aquí se cocinaba con amor... pero se cocinaba poco, a veces quemaba, algunas otras sabía amarga. Ahora duermo descalza, duermo con la puerta abierta y con la casa en penumbra, ya no le tengo miedo a despertarme en la madrugada aunque hubo ocasiones en que la razón por la que me despertaba era porque la cama se quedaba vacía, ahora prefiero salir a fumar y dar la vuelta en mi carro con la música a todo volumen, lo que debería recordar con cariño... punza, sigue sin gustarme el mole, se agrega a la lista otro libro que no he podido terminar, pude ser ingeniera y la dejé trunca, fui al psicólogo, odio saber que cambié mis principios, entretengo mi mente con acuarelas... Carolina, la aventurera, sigue viva en mi interior, lista para enfrentar nuevos desafíos y dejarse sorprender por la vida. Estoy aprendiendo a cocinar de nuevo con flama baja, pero así como aprendí primero a correr y luego a caminar, estoy segura que terminaré aventando todo a un wok, dejando que la flama alcance mis manos.